La vulnerabilidad como base de los vínculos genuinos

A veces creemos que, para que un vínculo sea fuerte, tenemos que estar siempre bien, mostrarnos firmes, como si la única forma de sostener algo fuera desde lo impecable. 

Mostrar nuestras facetas más lindas nos hace sentir bien, porque vemos cómo los otros también lo reciben. Les estamos compartiendo algo bueno, algo que nos alegra, y ellos también se alegran con nosotros. Eso es contagioso, genuino. Queremos mostrar lo más lindo que tenemos, porque también nos une. Y como todo lo bueno… cuesta dejarlo, ¿no?

Mostrarnos vulnerables también es una elección, y no siempre ocurre en los lugares correctos, con las personas correctas. A veces pasa que algunos no están disponibles, y sí, eso duele. Pero también nos toca la difícil tarea de comprender que no todos pueden estar de ese modo. 

No siempre es porque no quieran; lo más probable es que ni sepan cómo. Y acompañar desde ese lugar puede ser parte del vínculo… si sentimos que vale la pena sostenerlo. Porque otras veces, también se trata de dejarlo ir, con esa aceptación que solo llega cuando crecemos por dentro.

Con el tiempo, uno va entendiendo que no siempre es que el vínculo no haya sido real. A veces sí lo fue, pero no como lo imaginábamos o queríamos que fuera. Fue lo que pudo ser, y así también está bien. Porque cuando el vínculo permite que nos mostremos tal como somos, sin miedo, ahí es donde la vulnerabilidad no asusta: acerca.

Los vínculos más genuinos nacen con los ingredientes más valiosos que tenemos: con nuestras inseguridades, miedos y debilidades. Ser vulnerables es mostrar nuestras partes más frágiles; nos quedamos desnudos, rendidos frente a esas emociones, pero a la vez habilitamos el camino para que el otro también se sienta libre de ser él mismo. 

Las reglas del juego se abren y cambian cuando nos permitimos ser frágiles. Y cuando esto ocurre, abrimos la puerta a conexiones más profundas, donde el amor y la comprensión no dependen de la perfección, sino de la aceptación mutua.

¿Y si lo más valioso de un vínculo no fuera lo perfecto, sino lo que sostenemos cuando no lo es?

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